domingo, 21 de agosto de 2011

No es una crisis, es una estafa: las evidencias siempre estuvieron ahí

En 2006, cuando el crecimiento económico aún parecía imparable para el común de los mortales, apareció un libro titulado “Why We Want You To Be Rich (Queremos Que Seas Rico)“, coescrito por el billonario Donald Trump y el escritor de éxito, y millonario, Robert Kiyosaki. Ya en la introducción, justo al principio, aparece una cita del ex-presidente de la Reserva Federal de los EE.UU., Alan Greenspan, que advertía:

 “Como he dicho a menudo, éste no es el tipo de cosa que una sociedad democrática, una sociedad democrática y capitalista, puede realmente aceptar sin hacer nada.” Y continuó explicando como la brecha de los ingresos entre los ricos y el resto de la población de los EE.UU. se ha hecho tan amplia, y está creciendo tan rápida, que podría, eventualmente, amenazar la estabilidad del propio capitalismo democrático."


Es tan sólo una desaceleración temporal de la economía, dijeron

El caso de España, es un ejemplo paradigmático. La crisis, que salió a la luz en el 2007, fue negada tajantemente por el gobierno mientras toda la población veía atónita a la economía caerse a trozos. Y no se pronunció oficialmente la palabra crisis hasta después de las elecciones del 2008, que volvió a ganar el partido en el poder. Se aseguraron sus puestos, misión cumplida.
Pero esa negación de la crisis no fue sólo para mantener tranquila a la infeliz población, sinó para dar tiempo a las élites amigas del poder a posicionarse en ella y así conseguir obtener parte de los grandes beneficios del traspaso de riqueza de pobres a ricos. Era realmente patético escuchar a supuestos analistas económicos, y mediáticos, hablar de “una pronta recuperación” y de “brotes verdes“. Todo patrañas encaminadas a ocultar la verdad, como suele ocurrir.
Volviendo al libro, se puede leer respecto a la clase política:

 “No esperéis que vuestros funcionarios políticos y gubernamentales os provean de soluciones. No penséis que tenéis derecho a una vida segura, próspera y saludable.”

La sociedad está tocada

La auténtica desestabilización de la sociedad no viene sólo por la diferencia entre ricos y pobres, sinó por la continúa reducción de la clase media. Gran parte de la clase media está desapareciendo y convirtiéndose también en clase pobre. Y es ahí donde está el peligro. Cuando una sociedad carece de una amplia clase media ya no se puede llamar sociedad desarrollada. Y puede ocurrir cualquier cosa.

Otro síntoma que tenemos en la calle es la aparición como las setas de tiendas de compra de oro. Nadie sabe de dónde han salido, pero lo que está claro, y que se aprende de toda gran crisis, es que cuando la moneda en circulación deja de tener valor, el único recurso disponible de intercambio monetario es el oro. Y el objetivo de estas tiendas es aprovecharse de la ignorancia de la gente en estos temas económicos, y arrancarles la mayor cantidad de oro posible para dejarlos indefensos. Quién puede creerse que sea una casualidad.

La pregunta entonces es: ¿es tan sólo una estafa o hay algo más detrás?

Durante años se han podido escuchar y leer advertencias sobre el establecimiento de un nuevo feudalismo global; sobre la imparable creación de un nuevo orden mundial gobernado por una minoría. Pero pocos escucharon porque los indicios no estaban nada claros, y el encubrimiento era total. No es por nada que se bajó el nivel educativo, que los medios de comunicación se convirtieron en meros sistemas de entretenimiento… Entretener a la población para que ignorara la realidad. Todo se puso en funcionamiento, y la propia inercia lo hizo rodar.

A estos agoreros que intentaban hacernos ver que esta situación iba a pasar, porque describían los movimientos e intenciones de la clase pudiente, se les llamó charlatanes, conspiranóicos y se les insultó por activa y por pasiva. Sin embargo, teniendo en cuenta los acontecimientos reales que están ocurriendo, sólo la explicación de estos agoreros parece adaptarse a ellos. La versión oficialista es un cuento de hadas infumable. Y mucha población está por fin dándose cuenta. Esperemos que no sea ya demasiado tarde.

 (Publicado originalmente el 27 de junio de 2011)

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